Voy a retroceder a mis veintitantos años….. en esa época siempre estaba a dieta (jaja prácticamente como ahora pero con mucha más «desesperacion adolescente».
Y ahí estaba yo en casa de mi mejor amiga quedándome una noche a dormir. Entonces, como hasta hoy en día, yo me levanto (o al menos me despierto) muy temprano. Amanecí en la casa, salí de puntillas sigilosamente para que nadie se despertará y fui al baño….
Ay mi madre! en el baño había una super báscula digital (yo en casa de mi madre sólo tenía un peso que ya por defecto te marcaba con su agujita 5 kilos de más). Ví la superbáscula y dije:
– Ahora sí que voy a saber mi peso exacto
Me subí y ¡la madre que la parió! la puñetera báscula dijo en ALTO en medio del increible silencio de una casa donde nadie aún había amanecido, dijo mi peso…..
Creí morir. Nunca más en mi vida me he subido en una báscula que fuera digital y que yo no conociera…… Mis veintipocos años sufrieron mucho aquel evento jaja
Besos y buen lunes
Me he reído,me ha hecho mucha gracia,Además te he imaginado encima de la báscula y tu colorada como un tomate.Un fuerte abrazo y buen día.
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Me he equivocado con lo del nietecito, era para otra bloquera. ¡lo siento!
Besitos
Ana
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Joer que corte ¿no? Se enteraron todos de lo que pesabas, aunuqe seguro que a esa edad estarías estupenda.
Bueno, una anécdota mas para contar. ¿Que tal el nietecito?
Besitos
Ana
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Que cabrona la bascula. con perdón.
Winne con el tiempo he aprendido a no valorar a las personas no por sus kilos, sino por sus sentimientos, que le den por saco al régimen mientras de salud no estemos mal, besos
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